Sonando de fondo «Que bonita la vida» versionada por Bely Basarte
Ahora o nunca, vivir el momento, parar para disfrutar…. cualquiera de estas frases caben en este historia.
Inmersos en un avance tecnológico comparable con el siglo XVIII y su Revolución Industrial, podemos llevar con nosotros no sólo un teléfono donde estar localizados, también llevamos nuestro correo, un GPS para no perdernos, bloc de notas, «juegos reunidos», y como no, la tan ansiada cámara de fotos digital. Ya no tendremos que volver a esperar semanas o incluso meses por revelar aquella fotografía que hicimos y que ya, ni nos acordamos
Hoy en día, tenemos lo que yo llamo «sídrome de diógenes digital», es tan súmamente fácil y asequible guardar estos archivos: fotografías, videos, música, etc… que ya no filtramos su originalidad o calidad, y vamos registrando cada momento como si no hubiera un mañana.
Paradse a coger el móvil, entrad en la galería, y mirad cuántas fotografías/videos habeis realizado en las 54 horas del último fin de semana.
Ya, lo habéis contado?
Que levante la mano quien no haya llegado a contar 12 o 24, capacidad que tenían los habituales carretes de fotografías analógicas. Seguro que no, que habéis realizado muchas más.
Sí, claro, iluso de mí, muchíiiisimas más.
Que bien, cuantos recuerdos podemos tener de este fin de semana.
Ahora, soltad el móvil en la mesa.
¿En qué lugar estuvisteis?
La gente de vuestro alrededor, ¿podéis describir cómo eran o vestían?, y lo que hacían?
Podéis recordar el sonido ambiente?, pájaros cantando, perros ladrando, el devenir del río, o el silbido de la brisa al girar en el mirador.
A qué olía, todo en esta vida tiene un olor característico, de mayor o menor atractivo, pero que lo hacen único.
Y lo que es aún peor en este momento de reflexión.
¿Podeis recordar a quien estaba a vuestro lado compartiendo ese momento?, ¿de qué hablabais?, reiais, o simplemente dejando pasar el momento.
No, estabais tan inmersos en enviar esas fotos por Whatsapp, publicando en Facebook, o buscando un «hashtag» para Instagram, que seguro no podreis recordar una sola frase intercambiada.
Pues en este día que aquí describo, esta ha sido la única fotografía que he tomado, y no, no me arrepiento de no tener más recuerdos digitales, porque decidí que ese día era «Ahora o nunca», y disfrutar del momento; del paseo por un pueblo desconocido; por visitar un Belén viviente que, para mí, poco podría envidiar de cualquier representación en Broadway; de ese bullicio en la barra portátil instalada en la plaza para recaudar fondos para los Costaleros de La Soledad; por ese café en la plaza del ayuntamiento con las vistas que aquí os muestro; y por volver a disfrutar de una amistad pausada por el trabajo y la vorágine del día a día.
Desde aquí os animo a que, el próximo día que tengáis libre, sea eso, LIBRE, y disfruteis de la vida, pero de la vida de verdad, y no de registrarla digitalmente para más adelante, intentar recordarla virtualmente.